la crema solar, protección asesina
Proteger nuestra piel de los rayos nocivos del sol es esencial. Estamos bien informados de las consecuencias negativas de la sobreexposición, que si piel envejecida, que si manchas, que si cáncer… Debemos proteger nuestra piel con cremas solares cuando salimos a la calle. De lo que se habla poco es de los problemas que ocasionan las cremas solares en el medioambiente. No es oro todo lo que reluce.
Existen unos químicos que se encuentran comúnmente en los protectores solares que se ha descubierto son nocivos para los corales. En 2018 salía a relucir un dato inquietante: una sola gota de crema solar en un área del tamaño de seis piscinas olímpicas es suficiente para generar daños en los arrecifes de coral. Si tenemos en cuenta que en una playa cada uno de los turistas se baña con crema solar y esta se transmite al agua (aprox. el 30% de lo que nos ponemos), estaríamos sumando kilos y kilos de crema al mar. La preocupación por el impacto en el ecosistema marino surge con fundamento.
El 99% de los productos disponibles en el mercado contienen conservantes y filtros químicos problemáticos que provocan decoloración y muerte de corales. Especialmente la Oxibenzona y el Octilmetoxicinamato, dos componentes de lo más habituales. En contacto de esas sustancias, los corales pierden movilidad y coloración, en concentraciones altas provocan lesiones importantes en el ADN e incluso la muerte.
¿Cómo escogemos una crema solar adecuada?
Para comprar una crema solar que sea tanto buena para tu piel como para la vida de los corales tenemos que hacer una verdadera investigación en profundidad.
Para empezar, en su etiquetado no debe aparecer las palabras prohibidas: Oxibenzona y Octilmetoxicinamato. Pero no termina aquí. Es importante revisar también los filtros que contiene la crema, tanto físicos como químicos.
Filtros físicos, los que actúan como pantalla reflejando la luz. También conocidos como filtros minerales.
Filtros químicos, en vez de reflejar la luz, el cuerpo la absorbe y la disipa en forma de calor.
El problema principal de los filtros es que no se disuelven, permanecen en el agua y son los organismos vivos los que lo metabolizan, causando todo tipo de patologías que dificultan la supervivencia en un medio cada vez más dañado.
Debemos fijarnos, entonces que un protector solar sea biodegradable, en toda su composición, tanto en los filtros como en su loción. Sin embargo, cuidado, porque biodegradable no quiere decir ecológico. Algunos productos que se degradan en el agua no lo hacen lo bastante rápido y en el camino han tenido tiempo de causar estragos.
Tenemos ya una idea más clara
Tenemos que encontrar la crema solar que sea biodegradable, ecológica, libre de parabenos, de Oxibenzona y Octilmetoxicinamato, sin metales y por supuesto, que tengan capacidad real para proteger nuestra piel de los rayos UV.
Si no hay forma de encontrar un buen producto, recomendamos utilizar sombreros, camisetas de lycra, trajes de neopreno… Una vestimenta adecuada que nos proteja del sol sin contribuir a perjudicar un ecosistema que cada día tiene más obstáculos para sobrevivir.
A nivel legislativo, los gobiernos aún no están considerando las cremas solares como un problema. La única mota de luz la encontramos en Hawái, que, después de liderar los estudios acerca de la toxicidad de los productos para el ecosistema marino, en mayo de 2019, ha empezado a vetar la venta de cremas solares que puedan contaminar la vida acuática.
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